martes, 6 de noviembre de 2007

HASTA DONDE...

NIÑOS FUTBOLISTAS QUE SE EXHIBEN.
LA NUEVA CANTERA DE LOS CLUBES: YOUTUBE
LA INFLUENCIA DE YOUTUBE CADA VEZ COBRA MÁS FUERZA.

A Amador no le gusta la geometría. No sabe de rombos, cuadrados ni triángulos. Sólo de esferas y su íntimo lazo con una pelota. Sólo es ella quien adquiere facultades místicas para sensibilizar la hostilidad de un mía de cuarto grado, saturada de números y formas que distorsionan el armónico idilio entre un niño y su juguete, uno redondo y con gajos. Amador vive atrapado en un video que recorre el mundo sin él. Amador no conoce a Jean Carlos Chera, a Andoni Cabrero, a Sebastián González, ni a Juan David Torres, pero ellos también se la pasan jugando en filmaciones parecidas. Todos tienen menos de diez velitas sopladas. Todos garabatean arte futbolero en cualquier monitor que les toque jugar. Es YouTube, un portal de Internet, el que facilita el goce público; son los padres quienes suben precoces piruetas entre hijos y pelotas. En la red, ellos los rebautizan como futuro crack o nuevo talento, y en el video, enseñando secciones con el mote le velocidad y pase, gambeta o tiro de esquina (sic), expresan con obscenidad una avidez que resulta éticamente reprochable. Si hasta dejan los teléfonos, las direcciones, el código postal y el correo electrónico para ahorrarles labor a curiosos profesionales (léase empresarios, caza-talentos) que pactarán una remuneración ostentosa con la familia, por el padrinazgo transferido de la mercancía. Este avaro emprendimiento se está aclimatando a la ardorosa y franelera relación entre el dinero y el fútbol. Combinados estos dos megavocablos con otros términos como padres, niños, Internet y negocios, se cocina una sopa de incompatibles amistades que enturbian el juego de patear una pelota. La codicia de clubes y la imprudencia de padres han originado al nuevo monstruo de este deporte: la comercialización de niños futbolistas por YouTube. Hay mexicanos, colombianos, chilenos, españoles. La universalidad de los casos conmueve, pero las edades de los niños perturban. Porque aún no hay ninguno de ellos que simpaticen con rectángulos pintados de verde ilustrados con rostros de próceres y números de centenas. Ellos sólo son dichosos cuando una esfera repartida en gajos se posa sobre sus calzados 35.
Por Milton del MoralFuente: Revista "La Final" editada por DeporTEA

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